TEA en primera persona: Idoia Campillo presenta ‘Lil Creative’, su proyecto de emprendimiento en moda infantil

Ella es Idoia Campillo, una joven con autismo que, confiesa, “está cumpliendo un sueño”. Hace ahora 3 años que registró un dominio en internet y así sentó las bases de lo que hoy es su marca de moda infantil para niñas artesana: Lil Creative. Y sí, ella es otra de esas mujeres con TEA que engrosan las cifras del diagnóstico tardío tras un periplo de dificultades y “un montón de diagnósticos” que no le llevaron a ninguna parte.

Su camino continúa teniendo dificultades, “el marketing me cuesta”, pero “la ilusión y el esfuerzo” están dando, poco a poco, sus frutos. El apoyo de María Luisa Arenas, Piti, de APNABI LAN, también ha sido clave para construir su proyecto de emprendimiento. Se basa en el slow fashion, y tiene la confección artesanal como bandera, todo aderezado con su desbordante creatividad e inabarcable delicadeza.

¿Cuándo empezó tu afición por la costura?

Tenía 19 años y estaba estudiando psicología en la universidad cuando me puse mal –aún sin diagnóstico de TEA- y dejé los estudios. En ese tiempo estaba en casa y empecé a ver la serie ‘La casa de la pradera’. Los vestidos me llamaron mucho la atención y me puse a aprender, yo sola. Me mantenía distraída todo el día.

Nos cuenta que los vídeos de Youtube fueron su guía en aquel momento, fascinada por el look de finales del siglo XIX de la familia Ingalls. Por supuesto, recuerda perfectamente su primera creación: un vestido de manga abullonada que cosió completamente a mano. Y es que aún tuvieron que pasar algunos años hasta que llegase su primera máquina de coser.

Aunque su forma de hacer haya evolucionado, no se ha alejado del toque vintage, campesino, romántico y de nostalgia que fue el germen de su pasión. Todavía hoy son la característica principal de Lil Creative. Las prendas de su tienda online, entre las tallas 4 y 10, también lucen detalles bordados y decoraciones pintadas a mano –“con pintura especial, que no se borra”- que son la guinda de su corte y confección.

¿Cómo diste el salto al mundo profesional de la costura?

Estudié administración, y después moda y patronaje. Hice prácticas y trabajé durante un tiempo en la marca infantil ‘Pan con chocolate’, pero no me renovaron y volví a ponerme mal. Fue antes del confinamiento. Entonces registré el dominio. Desde septiembre soy autónoma. Tuve que hacer un curso y un proyecto de emprendimiento.

¿Y qué es lo que más te gusta de todo lo que haces?

Me lo paso muy bien diseñando y comprando las telas. Antes las compraba en tienda física, pero ahora las compro online. Las traigo de Holanda. Pero lo mejor es cuando lo pones en el maniquí y lo ves ya hecho. Cuando alguien te compra la prenda, o te manda una foto. Hace mucha ilusión.

¿Tú familia, qué opina de tu proyecto?

Al principio me decían que era algo “antiguo, o de personas mayores”, pero ahora me apoyan mucho y me acompañan a las ferias, por ejemplo.

Las puertas de su tienda online y sus atractivas redes sociales (@LilCreative en Instagram) –¡con ya casi 7500 fans!- están siempre abiertas para atender a las personas interesadas en comprar prendas especiales, divertidas, de calidad y duraderas.

“Esa es la filosofía de mi marca: slow fashion. Los tejidos naturales, el mínimo desperdicio de materiales, la confección artesanal, las prendas atemporales y reutilizables. Que duren y pasen de unas personas a otras.”

Ahora está en plena campaña de rebajas. También está trabajando en el lanzamiento de la colección primavera-verano 2023, aunque tiene ya la mente en el próximo invierno. “La moda funciona así, siempre un año por delante”.

¿Qué te inspira?

Toda la ropa vintage me inspira, de los años 50 y 60, el rollo ochentero, las mezclas, lo pomposo.

¿Y qué preparas para el verano?

La colección está inspirada en los años 90. Su nombre será ‘This is july of the 90’s’, y tendrá vestidos, pantalones, vaqueros, blusas con nudos, etc. Me gusta lo pomposo, pero siempre hay prendas para el día a día, sin ser muy exageradas. A finales de abril la presentaré. Ahora tengo que enviar las ropas a la fotógrafa para hacer las sesiones. Sufro mucho cuando llegan las fechas o cuando la gente no compra.

¿Qué retos te planteas para el próximo invierno?

Quiero hacer cositas también para niño, como pantalones y camisas. Estoy pensando también en chaquetitas austríacas o abrigos monísimos. Quiero que las niñas y los niños vistan como niñas y niños. Alegres. Quiero el respeto a la infancia. Ya tendrán tiempo de vestir de mayores…

Estamos reunidas en una lluviosa tarde de enero cualquiera. Y su paraguas, rosa, es toda una declaración de intenciones. «Venía en el metro fijándome. Aquí todo el mundo viste muy oscuro, especialmente en invierno». Y no le falta razón.

A pesar de que la sociedad es muy diversa, como el autismo, parece que la mayoría de las personas no nos atrevemos a disfrutar y divertirnos con el valor del color. Antes de despedirnos, Idoia también nos recuerda que diseña complementos para todas las edades. Porque, nunca es tarde para empezar, ¿verdad? Podría ser ese también su lema de vida…

¡Mucha suerte Idoia!

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