Familias de APNABI comparten experiencias sobre hábitos saludables para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo

Aula ApnabiMás de 150 personas asociadas a APNABI han tomado parte en la jornada formativa dedicada a la vida saludable y el autismo, en la que se han compartido experiencias sobre buenos hábitos, necesarios para alcanzar el bienestar y la salud de las personas con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA).

El encuentro se ha enmarcado en el foro denominado Aula APNABI, desde el que esta asociación promueve la formación de las familias, con el fin de obtener respuestas a las dudas e inquietudes que surgen en el cuidado y la atención de las personas con autismo durante todo su ciclo vital.

Mikel Pulgarín, presidente de APNABI, ha destacado en la presentación de la jornada que la sociedad ha incorporado como un valor los hábitos saludables, la alimentación, el deporte y todos los que están ligados a la búsqueda de una vida más larga y placentera. “En el mundo del autismo —ha expuesto Mikel Pulgarín— la práctica de los buenos hábitos, además de ser un valor, siempre ha sido una necesidad, ajena a las modas o los comportamientos estéticos de las tendencias sociales. La mejora de la calidad de vida de las personas con autismo y sus familias es nuestro principal objetivo. Y sin salud, no hay calidad de vida”.

La jornada ha contado con la intervención de las expertas ponentes Ariane Arroita, psiquiatra del Centro Salud Mental de Barakaldo, de Osakidetza, y Beatriz Amusategui, codirectora del centro de fisioterapia y osteopatía Atlaxis y fisioterapeuta de APNABI desde hace 10 años. Asimismo, Iban Huarte, responsable de promoción sociolaboral y miembro de la Dirección del Área de Vida Adulta de APNABI, ha presentado el programa de vida saludable que desarrolla esta asociación, que se apoya en la práctica deportiva, en grupo, con un plan personalizado y seguimiento profesional. Finalmente, los usuarios de APNABI Mikel y Samuel han aportado sus propias experiencias en el programa de vida saludable.

Prevalencia de enfermedades Aula Apnabi

La psiquiatra Ariane Arroita ha centrado su intervención en los aspectos concretos de la salud física que hay que tener en cuenta en la evaluación y seguimiento de las personas con autismo. Según ha dicho, las investigaciones científicas y la práctica clínica ponen de manifiesto que algunas enfermedades o problemas médicos son más frecuentes entre las personas con TEA que en otros grupos de población. Entre ellos se refirió a la mayor comorbilidad e, incluso, los índices más elevados de propensión a la muerte prematura. Ha expuesto, en este sentido, que las conclusiones de los estudios pueden llevar a pensar que la causa o el origen se encuentra en los retrasos en el diagnóstico de las enfermedades asociadas (comorbilidad) y en el cuidado y tratamiento insuficientes de las mismas.

Otra conclusión derivada de los estudios señalados por Ariane Arroita es la necesidad de intervenir en el estilo de vida para reducir los problemas médicos de las personas con TEA, de manera que sus hábitos sean saludables. Ariane Arroita ha señalado también los problemas médicos que se asocian con mayor frecuencia al autismo, entre los que ha expuesto los derivados de una causa común, como puede ser un síndrome genético, o los procedentes de factores externos, entre los que se encuentran los problemas odontológicos, los traumatismos por lesiones o comportamientos repetitivos, los factores nutricionales o los que tienen su origen en tratamientos médicos. “Cuando hablamos de salud física —ha indicado la psiquiatra— no debemos olvidar los efectos secundarios de los antipsicóticos, los psicofármacos que se aplican para el tratamiento sintomático, que pueden contribuir al síndrome metabólico (alteraciones metabólicas que, asociadas a la obesidad, aumentan el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2) y que, de forma secundaria, son origen de más problemas médicos. El síndrome metabólico —ha añadido Ane Arroita— requiere, como mínimo, de un cuidado básico: una analítica anual; tener los registros de peso y poner en práctica hábitos de vida saludable, porque el riesgo para la salud es importante”.

Con respecto al envejecimiento de la población con TEA, la ponente ha expuesto que los estudios son escasos, a diferencia de lo que ocurre en las etapas infantiles, e incluso existen discordancias en los datos que se manejan. “El envejecimiento —ha dicho— va a estar condicionado por las situaciones que han acaecido en la vida de esa persona, la atención temprana que haya tenido, cómo se haya cuidado, etc. La prevención de problemas asociados a la edad adulta, la participación en las actividades que se llevan a cabo en la sociedad, así como la promoción de hábitos saludables van a ser factores clave para lograr un envejecimiento activo”.

Fisioterapia

Por su parte, Beatriz Amusategui ha comentado en su intervención la evolución que ha experimentado la fisioterapia a partir de su propia experiencia profesional. “La fisioterapia tradicional, la que se hacía unos años atrás, ya está superada. Hoy —ha señalado— el tratamiento se aborda desde una perspectiva global y la persona es considerada como un todo sobre el que hay que intervenir”. Aula Apnabi

Según ha indicado, en todos los casos, si hay una alimentación correcta y la salud intestinal es buena, la mejora de los tratamientos es también exponencial. “El estado de un órgano tan grande e importante como es el intestino tiene repercusión más allá de la función de absorber los nutrientes e incide también en la potencial cronificación de muchas lesiones”.

En este sentido ha abogado por evitar el exceso de alimentos procesados que, además de provocar obesidad, afectan a la propia salud del intestino, un órgano que, según ha dicho, nos puede proteger durante muchos años. Con respecto a las buenas prácticas físicas, Beatriz Amusategui se ha referido a los estudios que señalan que cuatro minutos de actividad física intensa, dos o tres días por semana, ya repercuten en la mejora de la salud general de las personas: mejora la capacidad respiratoria y la circulación, previene el infarto agudo de miocardio, disminuye la osteoporosis, evita el cúmulo de cálculos en el riñón y la vesícula, frena las insuficiencias hormonales, mejora la resistencia a las enfermedades psíquicas y el umbral del dolor, disminuye los riesgos de trombosis, entre otros.

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